Fall, fell, felt.

Es cierto. Un día me duermo odiándote y me levanto queriéndote. Te olvido durante un mes, pero al mes y medio te vuelvo a recordar. Puedo estar tres semanas seguidas sin hablarte, y de repente no poder dejar de hablar contigo. Quizá pienses que juego contigo. O simplemente que soy una niña. No, no es así. Seguramente nunca te olvide. Seguramente nunca te deje de esperar. Nunca deje de querer hablar contigo. Simplemente necesito evadirme, dejar de pensar en ti y en cuando te veré. Y puede que en éste tiempo, no hayas estado tu solo en mi mente, y hayan estado otros, pero sinceramente, a ellos los consigo olvidar, consigo pasar y dejarlo como el pasado. Pero contigo no, contigo todo es diferente. No lo consigo. Y no soy egoísta, soy realista.

"Un clavo saca otro clavo."

Nadie conoce ningun método para el olvido, el único que puede llegar a decidir cuando has olvidado és el tiempo, el tiempo marca el pasado, el presente y el futuro. No hay clases para enseñarnos a olvidar, aunque hay un truco que utilizamos que puede o no puede funcionar. El mismo dicho lo dice "un clavo saca otro clavo", pero recuerda, elije bién el otro clavo, que no sea como el anterior, y que te guste de verdad, no le digas que sí al primero simplemente para olvidar a el otro, el amor és el mejor y el peor amigo del corazón, a veces nos dá felicidad e ilusión, y a veces nos dá tristeza y sentimos dolor, pero esa herida siempre habrá quien quiera curarla, tus alas podrán echar a volar de nuevo.

...

Días en los que solo te apetece escribir para intentar vaciarte por dentro. Para intentar no sentir nada. Para ser fría, de piedra. Y lo único que consigo es demostrarme a mi misma lo débil que soy. Lo rota que estoy por dentro. Lo que te necesito. Que me haces falta aquí, y no te lo puedo decir. Eso es lo peor. Estoy tan acostumbrada a ocultar sentimientos que a veces hasta me creo que es verdad y luego viene la desilusión. Cuando me doy cuenta que no te he olvidado ni un segundo.

Tú y tu adorable sonrisa.

Cuando todo tu mundo se reduce a él, es cuando sabes que lo tienes todo perdido. Que no hay manera, persona, milagro que cambie lo que tu sientes, lo que tu piensas...
Y le miras, y te derrumbas. Las lágrimas no pueden parar. Solo necesitas irte a cualquier lugar de este mundo donde sepas que no te lo vas a encontrar. Donde sepas que él y su sonrisa no van a aparecer de improvisto. Donde te sientas segura. Segura de ti misma. Sin sentimientos. Sin nadie que te haga tan jodidamente feliz e infeliz a la vez. Y tu eso no lo entiendes. No lo sabes. No sabes cuánto daño haces siendo tan adorable...

Dolor, y placer al mismo tiempo.

Me pides que te diga por qué dañas. Pero eso es imposible. No puedo decirte la verdad. No por ahora.
Te diría que...
Dañas, por cómo sonríes, por cómo miras. Dañas por tu forma de ser, con esa alegría que te define, con esas ganas de comerte el mundo. Dañas por esa felicidad que compartes conmigo, porque cuando te vas, cuando eres de otra, cuando ya no te siento cerca todos los recuerdos tuyos se pasean por mi mente y me hacen imposible seguir sin ti. Por eso dañas, porque tienes una personalidad que enamora, y cuando te vas, duele. Haces que te necesite.